Historias de la Nueva Era: Día 1 de la "represa"
Y la primavera se marchó. La vimos pasar por delante de nuestras ventanas, bajo los balcones, sobre el cielo de nuestras terrazas... Algunas de las emisiones de radio y televisión, despedían su programa de los viernes deseando un buen fin de semana a los oyentes o televidentes, como si a nosotros nos importase su ficticia normalidad. Los meteorólogos nos contaban con entusiasmo las estadísticas de unas lluvias y temperaturas que siempre son superiores o inferiores al año anterior, como si a nosotros nos interesasen. Incluso al dudar de sus palabras, pues las fotografías de ese año anterior, muestran similares días de lluvia, calor o fresco que el actual...
De hecho, yo al menos, tenía tanto interés por esas cosas
como si en pantalla nos mostrasen un Ferrari Testa Rosa, y nos dijesen que su
precio había bajado 3000 Euros o que a un diabético le pusiesen ante sus
narices un escaparate lleno de tentadores dulces (se de lo que hablo). Incluso,
ya que no lo podíamos disfrutar, mejor si el fin de semana era frío y lluvioso,
al menos no afectaría a nuestro ánimo más de lo que ya lo está. Nos habían
abierto la puerta de la jaula, pero no salimos al exterior, sino a un patio
como el de las prisiones, donde los presos pueden explayarse un ratito, aunque
sea rodeados de muros y vallas de seguridad.
En el recinto, que tiene varias puertas de acceso, solo
habían dejado cuatro abiertas, controladas por un vigilante jurado en cada una.
Al salir, pasadas la una del mediodía, las colas, por el límite de aforo
permitido, en cada una de ellas, daban la vuelta a la manzana entrelazándose
unas con otras. Las colas van a ser la nueva identidad a partir de ahora, como
el papel higiénico lo fue del confinamiento, y espero que la gente se lo tome
como es debido, no me refiero a que las respete, que eso en este país (no sé en
los demás) es una utopía, sino a defender el lugar como los pívots la zona de
baloncesto.
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