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jueves, 24 de enero de 2019

Gósol. La España "olvidada"


La primavera de 1.906, tras un viaje en tren hasta Guardiola de Berguedà y varias horas a lomos de una mula, a través de un tortuoso y peligroso camino medieval, atravesando vaguadas y precipicios; Picasso, al que acompañaba su amigo parisino Fernande Olivier, llegó hasta el pueblo de Gósol donde pasó dos meses inspirado por los paisajes y colores del entorno. Tras esos dos meses, de nuevo a lomos de la mula y las telas enrolladas en el lomo, marcha junto a su amigo a Francia, a través de Bellver de Cerdanya.

La ruta completa es de 60 Km y es promocionada por el Consorci de Turisme de l'Alt Berguedà.

Gósol vende Picasso, pero sobre todo vende Pedraforca, pues de ahí sale la ruta más popular para alcanzar la cima de la montaña mágica.

El miércoles pasado nevó copiosamente en toda la zona, y el jueves, fuertes rachas de viento lanzaban nubes de ella, como fumarolas, envolviendo los picos del Pedraforca, bosques y valles, y cubriendo la única carretera de acceso desde Saldes, que a primera hora habían limpiado las quitanieves. En el pueblo solo había un restaurante abierto, del que nosotros tres fuimos sus únicos clientes. No había cobertura de telefonía móvil, ni para cobrar con el datafono. La cabina telefónica, que se encuentra en una de las aceras de la plaza, solo tiene el nombre de lo que fue. Ahora funciona como punto de intercambio de libros. Hace unas semanas, Salvados, contaba la odisea de este pueblo donde la caja, banco o cajero automático más cercano, está a 30 kilómetros de distancia. En la España y Catalunya del siglo XXI, por lo visto, los políticos fomentan la economía del trueque y se la resbala el pequeño mundo rural y su mísera cosecha de votos.