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jueves, 31 de agosto de 2006

Crónicas desde el exilio: Baco


El final del verano nos retrotrae a escenas imaginadas por Goya, seres grotescos de inflamados mofletes rojos, rodeados de mujeres de pechos incontenidos en sus blancas blusas y niños picaros de ojos avarientos, entre racimos de uva y chorros de vino.
Más lejos, en los campos de la Toscana también se celebraban las famosas bacanales, que como su nombre indica, se hacían en honor de Baco dios del vino, e imaginamos fiestas sensuales en una orgía de los sentidos.
La vendimia está ligada al final del verano y a un sentimiento de fiesta y alegría para los pueblos donde se celebra.
Para mí, las referencias a ese dios se limitan a unos cuantos recorridos por las estanterías de los supermercados intentando encontrar la botella de vino más asequible.