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domingo, 25 de febrero de 2007

Crónicas desde el exilio:La amistad


Si quieres un amigo cómprate un perro… La Nessy duerme acurrucada sobre su manta a unos centímetros de mi silla, bastaría que me levantase para que ella, unos instantes después, como una transmisión vía satélite, se izase perezosamente y emprendiese mi mismo camino. La perra, cada vez más, parece que viva la vida en diferido, sus reacciones tienen esos segundos de retraso debido a la perdida acelerada del sentido del oído y de la vista. La miro con ese aspecto viejo, las canosidades del pelo en torno al hocico y casi no distingo a aquel cachorro nervioso que compré como amigo para mis hijos.
Quizás sea verdad que el dinero lo puede todo ¿hay algo más difícil de conseguir que la amistad? Resulta que también se puede comprar con dinero, y ella sin saberlo. Acompaña a Alex a la habitación, a escondidas por la noche, y nos persigue por la casa, pero no para dar protección sino para encontrar la suya propia. De vez en cuando se despierta y recorre el entorno de los sillones olfateando el aire intentando averiguar si hay alguien a quien no alcanza a ver o de nuevo, los que compramos su amistad, la hemos dejado sola.
Por cierto… yo también estoy en venta ¿no hay nadie que me quiera comprar como amigo…?

El ángel Tejano

El Ángel, con su espada de fuego daba sablazos al viento, y en su entorno
rodaban cabezas de gentes, algunos famélicos de pómulos huesudos,
otros de rollizos mofletes,
también los había con el pelo largo, rubios, morenos y rapados.

De lenguas diferentes, rodaban y rodaban, caminitos de sangre aun cálida, zigzagueantes persiguiendo a su señor.
Ya no hablaban pues está claro que no podían,
Pero todos y cada uno, repito, todos sin excepción,
los ojos muy abiertos de asombro, más que indignación,
Se preguntan y nadie les responde, por qué los mata el que se nombra su salvador.

Corre el sol de Este a Oeste, asomando y ocultando,
también corren las nubes y las horas del reloj.
Y allí en medio, enhiesto, brazo en alto, sigue el Ángel con su espada,
dando mandobles sin fin; girando y girando.
Él dice que es su salvador, pero los que a sus pies se encuentran,

piensan que es el exterminador.

(Los EEUU invaden Afganistan)