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lunes, 29 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: 100 días de nuestra vida

Empezó con una noticia casi anecdótica, de las que parecen de relleno en los noticieros, apenas un recuadro en prensa la víspera de reyes de este año 2020, al que no más de una semana antes, la humanidad había recibido (como todos), con los mejores deseos, “y eso pese a ser bisiesto”.

Las bromas sobre el origen, un virus chino originado en un mercado de Wuhan, por el consumo humano de carne de murciélago, aunque algunos apuntaban al pangolín, al que definían como una cochinilla de un kilo; fueron adobadas con la extensión de la idea de que era poco menos que un resfriado y “más muertes ocasionaba cada año la gripe”.

El pasmo y desconcierto no tardó en extenderse, sorprendidos por su rápida expansión, como aquel chapapote gallego, por todo el globo. Y esta vez no se limitó a masacrar a los más desfavorecidos del tercer mundo, como en las últimas pandemias. El Coronavirus Covid-19 impactó de pleno, como un torpedo, en la línea de flotación del primer mundo que, gracias a las políticas liberales dominantes, se encontraron que no tenían como afrontarlo, debido a unos sistemas sanitarios que habían ido desmantelando.

El virus encontró terreno abonado para su labor de exterminio: desconocimiento del mismo, servicios sanitarios físicos y humanos precarios, líderes políticos de las primeras potencias, que parecen escapados de un psiquiátrico, y una extrema derecha (en algunos lugares como España, llamada derecha), que aprovechaba para expandir su propio virus infectando de odio a la sociedad.

En España los primeros que cayeron fueron los ancianos de las residencias, que han sido un filón de enriquecimiento de sus desalmados gestores, siendo abandonados a su suerte, sin derecho a ocupar camas hospitalarias, reservadas (junto a los escasos respiradores), para quienes se consideraban con más posibilidades de supervivencia.

Los sanitarios, expuestos al contagio por no disponer de equipos de protección, debían, además, “condenar” a enfermos, al elegir a quienes debían conectar a esas insuficientes maquinas o ingresar en las precarias UCIS provisionales. Se les sometió, también, a un sobreesfuerzo inhumano, mientras quienes se habían encargado durante años de abandonarlos a su suerte, miraban para otro lado, se ponían corbatas negras y ocultaban su falta de propuestas, tras la bandera.

Se promulgó confinamiento total, tras la infección de medio país, en lo que influyó notablemente la diáspora de muchos ciudadanos de Madrid, a quienes se dejó campar a sus anchas. Se cerraron y cancelaron todos los negocios y actividades que no eran de primera necesidad y cientos de miles de trabajadores sufrieron ERTES que los mandaron a sus casas.

En el resto del mundo, igual que aquí, también se suspendieron todas las actividades lúdico-deportivas (conciertos, Juegos Olímpicos, ligas y europeo de futbol, etc.)

De repente, el mundo global se comprimió entre cuatro paredes, mientras no cesaba el goteo, a cada segundo, de infectados y fallecidos.

El miedo, natural y artificial, se hizo el amo del mundo, mientras en Madrid, principalmente, los “cayetanos”, organizaban manifestaciones “patrióticas”, para exigir libertad de poder acudir a jugar al golf, al pádel, compartir unas cervezas o a sus segundas residencias, pero sobre todo, libertad de circulación para que los y las empleadas de servicio, pudieran acudir a sus domicilios a limpiarles sus miserias.



domingo, 28 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Último mensaje en la botella 


Cuando empezó toda esta movida no fuimos exactamente conscientes de lo que en realidad estaba sucediendo en nuestras vidas. Para ser más exactos, no fuimos conscientes que de repente la vida había dejado de ser “nuestra”, inmersos como extras en lo que el cerebro no podía calificar en otra cosa que no fuese una película de ciencia ficción y terror, donde el guion se iba reescribiendo cada jornada, mientras nos iban dejando caer datos del horror que estaba aconteciendo en el exterior “ahí fuera”, como en “La fuga de Logán”. Un mundo del que, si osábamos escapar, solo nos esperaba el sufrimiento y la muerte.

Y la película se convirtió en serie. Las temporadas se sucedían unas tras otra cada dos semanas. Supongo que, como muchos, no tardé en descubrir que la cosa iba para largo y aquellas imágenes de gentes haciendo cosas raras en sus casas, bromeando, compartiendo sus ruidos impunemente… me hizo pensar que no eran conscientes de la realidad y se trataba de una situación tan surrealista, que decidí dejar constancia del día a día, para cuando llegue el momento en que, habiendo perdido la conexión con la memoria, tenga donde agarrarme para demostrarme a mí mismo que, “aquello” fue verdad. Para eso decidí utilizar el Facebook como dietario y colocar al menos una imagen (todos tenemos un medio de expresión favorito y el mío es la fotografía), teniendo en cuenta que desde hace mucho procuro hacer al menos una foto de lo que sea, cada día. Luego la cosa se complicó, porque aproveché para apretar la esponja y soltar lo que vamos absorbiendo, y ya para rematarlo, llevar todo esto a una trilogía de los tres meses (100 días más o menos), que cambiaron el mundo, en tres fotolibros.


domingo, 21 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Día 1 de la "represa"

Y la primavera se marchó. La vimos pasar por delante de nuestras ventanas, bajo los balcones, sobre el cielo de nuestras terrazas... Algunas de las emisiones de radio y televisión, despedían su programa de los viernes deseando un buen fin de semana a los oyentes o televidentes, como si a nosotros nos importase su ficticia normalidad. Los meteorólogos nos contaban con entusiasmo las estadísticas de unas lluvias y temperaturas que siempre son superiores o inferiores al año anterior, como si a nosotros nos interesasen. Incluso al dudar de sus palabras, pues las fotografías de ese año anterior, muestran similares días de lluvia, calor o fresco que el actual...

De hecho, yo al menos, tenía tanto interés por esas cosas como si en pantalla nos mostrasen un Ferrari Testa Rosa, y nos dijesen que su precio había bajado 3000 Euros o que a un diabético le pusiesen ante sus narices un escaparate lleno de tentadores dulces (se de lo que hablo). Incluso, ya que no lo podíamos disfrutar, mejor si el fin de semana era frío y lluvioso, al menos no afectaría a nuestro ánimo más de lo que ya lo está. Nos habían abierto la puerta de la jaula, pero no salimos al exterior, sino a un patio como el de las prisiones, donde los presos pueden explayarse un ratito, aunque sea rodeados de muros y vallas de seguridad.

 Y se fue la primavera tal y como había venido (sin saber cómo había sido), y el verano nos trajo la “represa”, o al revés, la represa (nueva normalidad), nos trajo el verano, porque en esa competición en que se han enfrascado los políticos en los últimos meses, los del Ebro para arriba, los del Manzanares, los del Miño, los del Tajo, los del Guadalquivir, los del Guadiana..., empeñados en salir a todas horas en cualquier medio de comunicación o contaminación, para recordarnos lo bien que lo hacían ellos y lo culpables que eran los otros, he llegado a la conclusión de que al final nos van a convencer de que, hasta las estaciones del año nos traen ellos, en lugar de preocuparse por traer mascarillas, EPIs y respiradores, para cuando el cielo vuelva a caer sobre nuestras cabezas, que visto lo visto (por ejemplo en el montón de jóvenes que se juntan cada noche en la plazoleta de la calle, para contaminarnos con sus ruidos, basuras y virus), no tardará en caer.

 Hoy he vuelto a los Encantes, varios meses después. Como una imagen vale más que mil palabras (que original), ahí las dejo. Ni que decir tiene que el producto estrella de los puestos fijos, que son los únicos que están habilitados, son las mascarillas.

En el recinto, que tiene varias puertas de acceso, solo habían dejado cuatro abiertas, controladas por un vigilante jurado en cada una. Al salir, pasadas la una del mediodía, las colas, por el límite de aforo permitido, en cada una de ellas, daban la vuelta a la manzana entrelazándose unas con otras. Las colas van a ser la nueva identidad a partir de ahora, como el papel higiénico lo fue del confinamiento, y espero que la gente se lo tome como es debido, no me refiero a que las respete, que eso en este país (no sé en los demás) es una utopía, sino a defender el lugar como los pívots la zona de baloncesto.




viernes, 19 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Entre dos aguas


Por la mañana pase a la fase 3. Por la noche, pase a “fase represa” …

¿Y esto qué es? Por lo visto es la versión catalana de la “nueva normalidad”, que parece que es lo mismo, pero no lo es.

Según la Consellera de Salut, se puede hacer de todo (¿), pero serán los ciudadanos quienes deberán poner los medios para evitar los contagios, o lo que es lo mismo, todos a hacer lo que les salga de sus atributos y, cuando estemos rebrotados, otra vez encerrados en casita.

Quienes querían encerrarnos desde el primer día, ahora apelan a la formula sueca. Esa que decía, que sus ciudadanos tenían una educación superior a los demás, y cuyo resultado fue que, a las pocas semanas tenían medio país infectado.

Seguramente estaré equivocado, pero todo esto me suena al sistema ese que nos viene de serie, y hace que cuando se estropea un electrodoméstico, o chisme similar, lo primero que hacemos es darle un golpe para ver si funciona, y cuando eso no da resultado (que es siempre), viene el técnico, y lo primero que hace, es desenchufarlo y volverlo a enchufar.

Volvamos a engrasar las cicloestaticas, las máquinas de cortar el pelo, comprar tinte… y, prioritario, hacer acopio de papel higiénico y harina.

Día 98 

miércoles, 17 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Mosqueo


No recuerdo que, entre la normativa del confinamiento, se designase un día para que pudiesen salir las moscas, pero hoy estaban particularmente molestas. Sobre todo, en su especialidad, a primera hora de la mañana, dándote por saco con la misma insistencia que una madre dedica a despertar a su hijo en día escolar, a la hora de la comida, a la de la siesta…

Las moscas son como las y los tele operadores, siempre te llaman en el momento más inoportuno. Bueno, en realidad, tanto las moscas como los tele operadores, siempre son inoportunos, a cualquier hora y en cualquier momento.

Día 96 

martes, 16 de junio de 2020

 Historias de la Nueva Era: Las sombras (el mito de la caverna de Platón)

Unos hombres permanecen encadenados a las profundidades de una caverna, desde su nacimiento, sin haber podido salir de ella nunca y sin poder mirar hacia atrás, para entender cuál es el origen de esas cadenas. Su única visión es la pared de la caverna que tienen ante ellos.

Detrás de ellos, a una cierta distancia y colocada algo por encima de sus cabezas, hay una hoguera que ilumina un poco la zona, y entre ella y los encadenados, hay un muro, que Platón equipara a las artimañas que realizan los tramposos y los embaucadores para que no se noten sus trucos.

Entre el muro y la hoguera hay otros hombres, que llevan con ellos objetos que sobresalen por encima del muro, de manera que su sombra es proyectada sobre la pared que están contemplando los hombres encadenados. De este modo, ven la silueta de árboles, animales, montañas a lo lejos, personas que vienen y van, etc.

Cierto día, uno de los encadenados logra deshacerse de ellas y con gran esfuerzo trepa hacia la salida, primero quedando cegado por la hoguera y más tarde, ya al salir al exterior, por la fuerza de la luz del sol.

Asombrado, descubre que el mundo real es un mundo de colores, la vegetación, los árboles, e incluso los animales tienen más vida que aquellas siluetas rígidas que veían desde su nacimiento.

Entusiasmado, vuelve a penetrar en la caverna para compartir su conocimiento con sus compañeros, y aunque cegado temporalmente por el cambio de la intensa luz solar a la semipenumbra de la cueva, les cuenta que lo que ellos han visto toda su vida no es el mundo real, e intenta convencerlos de que salgan de allí a vivirlo; pero ellos no solo no le creen, sino que lo consideran un loco y además su enfermedad (la ceguera temporal), es consecuencia del desprecio por su mundo, intentando abandonarlo.

 

Siempre ha sido así a lo largo de la historia, con momentos de más y menor intensidad. En este país son malos tiempos para la verdad.

Podríamos deducir que los hombres que alimentan la hoguera, son los poderes facticos, y sus sicarios, que son los que pasean los objetos sobre el muro, los medios de comunicación que, siguiendo las instrucciones de sus amos, pasean unas burdas sombras aparentando ser la realidad.

El prisionero que logra con su propio esfuerzo llegar a conocer la verdad, es despreciado y vilipendiado por los propios ciudadanos, por cobardía, comodidad o lealtad religiosa al que ha sido su mundo, el único conocido.

 

Y si, aunque muchos hayamos visto, aunque solo sea una pequeña parte de la verdad, ellos, continúan sin descanso con su mentira.



domingo, 14 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: La mentira 

Hasta los suyos, quienes los mantienen y lavan sus vergüenzas, saben que mienten. Saben que no tienen escrúpulos para echar del poder a quienes usurpan lo que ellos creen, que es suyo desde la misma noche en que decidieron que ya estaba todo atado, para poder decirle al pueblo que el dictador había muerto. Saben, y apoyan, que cualquier método vale para conseguir su objetivo. Lo intentaron el 23F de 1981, como lo habían intentado otras muchas veces, y lo han seguido y seguirán, intentando.

No son solo los que se sientan, ejerciendo de hooligans, en el Parlamento, porque estos son solo las marionetas, para hacer creer a la población que allí es donde está la soberanía, y poder utilizar las herramientas a la que les obliga un presunto sistema democrático. Ellos, los que mueven sus hilos, son muchos, y están infiltrados en todas partes, pero es que, además, tienen el poder que les da controlar los medios de contaminación con los que ejercer el conocido mantra del nazismo, aplicado por la propaganda de Goebbels.

Día 93

sábado, 13 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: El Naranjito y la princesa


Tal día como hoy, 13 de junio, en 1982, se inauguró en el Camp Nou el mundial del Naranjito. La Barcelona del diseño y la posteridad, que se daría justo diez años después, todavía estaba por soñar. También la fotografía digital. Por aquel entonces todavía era una cosa de haluros de plata y la reacción a productos químicos, de ahí el dirigible Fujifilm, publicitándose sobre el Camp Nou y Sarriá durante los partidos del mundial.

Ese año cumplió los 17 la Infanta Cristina de Borbón, la preferida de papá que, algo más de un par de decenas de años después, decidió declararse tonta, para evitar ser condenada por delincuente, creando así una “doctrina socio-judicial” esperpéntica, para el futuro, donde otras parejas se agarraron al mismo argumento.

Día 92

viernes, 12 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Vivir a cuerpo de rey 


Repasando la librería, he reencontrado esto que compré hace unos cuatro años en los Encantes, esa especie de top manta que están básicamente en manos de magrebíes, instaladas en la parte baja del mercado, donde se amontonan lo mismo un mobiliario completo de estilo victoriano, que los enseres domésticos de cualquier masía, que pudiera haber permanecido cerrada durante decenas de años o stocks enteros de comercios (mercerías, ferreterías, talleres de relojería, cosas de casa, etc), y las más habituales, de montones de libros de todo tipo, muchos de ellos descuadernados, bajo las suelas de quienes se internan entre ellos para mirarlos más de cerca; adquirí uno de estos libros a 1 euro de una edición de "El Periódico" con las portadas más notables de sus primeros cinco años de vida (de 1978 a 1983). Hoy en día con Internet se puede acceder a la hemeroteca de algún diario especifico, aunque completas y gratuitas cada vez menos.

Para los antiguos como yo, no deja de tener su qué, sentir todavía el amarillento papel entre las manos, y claro, no me pude resistir. Hay bastantes noticias de esos años que me han llamado la atención y sobre todo, lo mucho que hemos cambiado en esta sociedad desde entonces. Claro que también me ha sorprendido el reflejo de aquellos días de falta de libertades, pese a que ya había desaparecido el dictador, y en España estrenábamos Constitución. Es evidente que vivimos, en estos momentos, una descarada involución, que nos quiere devolver a aquellas catacumbas.

 

Desde el año 78 hasta el 83 se repetían muy a menudo las noticias relacionadas con "el ruido de sables" y una latente amenaza de golpe militar. Declaraciones golpistas e insumisiones, que se pasaron por alto, seguramente porque aún vivíamos asustados y descreídos. En aquel ambiente de amenaza se aprobó la Constitución, y muchas de las leyes, que ahora nos venden como "transición modélica" o "acuerdo entre todos los españoles". También se formalizó el olvido de quienes sufrieron las agresiones de un régimen, dirigido por los padres de muchos de los que ahora nos mandan, o quieren hacerlo, y lo que es peor, sostenidos por bastantes de los hijos de aquellos desheredados.

 

La página, a la que me voy a referir, es la portada del 4 de octubre de 1981, porque llama mucho la atención lo de pedirle al entonces príncipe Felipe que "sea otro Juan Carlos", es decir, se supone que "campechano". El campechano ese, protegido por los medios de comunicación y los poderes facticos por casi cuarenta años, que ha aprovechado para amasar una ingente fortuna (mucha de ella conseguida en tratos con delincuentes, contrabandistas, déspotas y demás ralea por el estilo, según se cuenta), que ha aprovechado para meter entre sus sabanas a no se sabe cuántas señoras de clase bien y mal, que se ha dedicado impunemente a asesinar animales en peligro de extinción, y para que seguir... o si, porque continúa viviendo de todos nosotros, pero ahora ya sin el paripé de tener que representar a este país de corruptos (que hay que reconocer que en eso era ideal).

"Que sea otro Juan Carlos" y parece que sí. Cierto que no se le conocen de momento líos de faldas desde que tuvieron a bien concederle el testigo de la corona; pero visto lo que salió a la luz de su aventajado padre, antes de "caer" (si, una vez más), no parece que sorprendiese a mucha gente algo parecido. Por lo demás, reina (que no gobierna) junto a una tal, que se ha "transformado" en una Barbie cuarentona a costa de nuestros dineros. Unos reyes que en realidad son totalmente prescindibles y sin embargo ahí están, viviendo a nuestra costa... "viviendo a cuerpo de rey"


jueves, 11 de junio de 2020

 

Historias de la Nueva Era: En estas manos estamos

Jorge Fernández Díaz fue ministro del Interior, hasta hace poco, con Mariano Rajoy (con M. Rajoy, también):

“El diablo quiere destruir España. Me lo dijo Benedicto XVI que, seguro que es escuchado con mucha atención en el cielo, y para evitarlo debemos sufrir. Me dijo que el diablo sabe los servicios prestados por España a la iglesia de Cristo, y el diablo ataca especialmente a los mejores”.

Podría tratarse de unas palabras de Torquemada o cualquier “juez” de la Inquisición, con el Papa Lucio III, que fue quien les concedió la bula para constituirse, o cualquiera de sus sucesores. Pero no, se trata de un ministro del estado español, en el siglo XXI. Un demente, con poder para destruir la sanidad catalana, y el de formar cuerpos parapoliciales con el que destruir políticos de ideologías contrarias a la suya, que a su entender están al servicio de ese diablo para destruir “su” España y por eso la denomina “policía patriótica”. El mismo personaje que confiesa públicamente, tener a su lado a un Ángel de la Guarda, llamado Marcelo, que, entre otras cosas, lo ayuda a encontrar aparcamiento.

Este es el nivel mental e intelectual de quienes nos mandan. Luego nos burlamos de los norteamericanos por su afinidad con Trump. Para dar lecciones estamos.

Día 90

martes, 9 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Asesinos por acción u omisión 

ALEMANIA, OCTUBRE DE 1939, HITLER AUTORIZA EL EXTERMINIO DE LOS DISCAPACITADOS

Adolf Hitler autoriza el comienzo del programa de "eutanasia": el exterminio sistemático de aquellos alemanes a quienes los nazis consideraban "no merecedores de la vida". La orden data del comienzo de la guerra (1 de septiembre de 1939). Al principio “se les recomienda a los médicos y al personal de los hospitales, que descuiden a los pacientes. Entonces, los pacientes mueren por inanición y por enfermedades”. Más tarde, hay grupos de "asesores" que visitan los hospitales y deciden quién va a morir. Esos pacientes son enviados a varios centros de exterminio donde se aplica la "eutanasia", ubicados en la Gran Alemania y son asesinados con inyecciones letales o en cámaras de gas.

La guerra, según Adolf Hitler, "era el mejor momento para eliminar a los enfermos incurables". Para muchos alemanes había individuos que no cuadraban con su concepto de una "raza superior". Las personas con discapacidades físicas y mentales, eran vistas como "inútiles" para la sociedad, una amenaza para la pureza genética aria y, en última instancia, no merecían la vida.

(Extraído de la web “Enciclopedia del holocausto)

 

MADRID, MARZO DE 2020, LA COMUNIDAD GOBERNADA POR PARTIDO POPULAR Y CIUDADANOS, CON EL APOYO DE VOX Y PRESIDIDA POR ISABEL AYUSO, DECIDE QUE LOS ANCIANOS CON DEPENDENCIA DE LAS RESIDENCIAS, NO DEBEN SER ATENDIDOS EN LOS HOSPITALES.

Efectivamente, no fueron 200.000 como en la Alemania nazi, “solo” fueron 6.000 los ancianos asesinados “por la orden de la Comunidad de no atender (descuidar) a los enfermos.

Quienes dieron esas instrucciones no solo son unos asesinos, sino además unos cobardes, que han tratado de ocultarlo achacándolo al gobierno de la nación, en concreto “al coletas”, y siguen con su mentira repitiéndola en todos los medios de contaminación, que les prestan su altavoz, pese a haber sido pillados con “el carrito de los helados” y hayan salido a la luz los correos con los que daban esas órdenes de no atender a los ancianos, a los responsables de las residencias.

Los asesinos alemanes tenían como objetivo limpiar la raza y estos de aquí, el tapar las vergüenzas de un sistema sanitario desmantelado por ellos mismos, absolutamente insuficiente para afrontar la pandemia, cuya saturación, además, impedía sus deseos de volver a poner sus negocios en marcha, y la (buena) vida habitual de los privilegiados del barrio de Salamanca.

Además de asesinos y cobardes, como mafia que son, mandan a la jauría de perros sicarios, a hacer escraches frente a la casa de los dirigentes de Podemos, al grito de asesinos, o llenan de pintadas sus sedes o los muros de las ciudades con sus insultos y mentiras. Claro, los nazis también acusaban a los judíos y desviaban la atención de sus desmanes hacia ellos. Da igual los repudios que merezcan, los más graves insultos que salgan de nuestras bocas. Ellos siguen despreciando a todos los que no son de su calaña, con bravuconería, riéndose de las familias y sus muertos. Debe ser sin duda la educación que les dieron en esos colegios privados y religiosos, donde mamaron  su concepto de vida.

 

Solo espero que, aunque sea por el respeto a la memoria de sus padres o abuelos, las familias de esas personas abandonadas a su suerte, aisladas, sin poder despedirse de los suyos y muchas sin entenderlo; tengan la decencia de ir hasta el final a por los responsables de ese holocausto, porque no se puede consentir que, una vez más, se vayan de rositas.

La verdad, dais mucho asco… y quienes os sostienen a pesar de todo lo que hagáis o digáis, más.




lunes, 8 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo estos otros... 


Por si alguien aún tenía esperanzas de que la pandemia y sus consecuencias, habían abierto la puerta a un mundo diferente.

Juicio a Trapero y la cúpula de los Mossos. La fiscalía, que había pedido rebelión y prisión provisional, rectifica, se supone que, tras meditarlo en su casa durante el confinamiento, y ahora solicita rebaja a sedición (10 años de cárcel), pero ojo, si eso no cuela a lo largo de lo que queda de juicio, pedirá desobediencia (solo multa). Y si eso tampoco cuela, a saber que nuevos delitos se van a inventar, porque imaginación no les falta.

Se le llama justicia, y a estos señores, fiscales, porque chamarileros ya estaba cogido por los marroquíes de los Encantes.

Día 87

domingo, 7 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Y de repente, todo era mentira…

Todos los gobiernos de los países del globo terráqueo, independientemente de su ideología política, si de derechas o izquierdas, democracia o dictadura, Kim Jong-un, Trump, Merkel, Bolsonaro…, embaucando a cientos de miles de sanitarios de todo el mundo (médicos, enfermeros, asistentes, administrativos, etc.), de todas las creencias, pensamientos políticos, sociales, de estilo de vida…, se pusieron de acuerdo para inventarse una pandemia con la que asustar a la población, encerrarlos en sus casas y convertirlos en borregos con el fin último de eliminar sus derechos y conseguir una sociedad obediente y sumisa al estilo de “un mundo feliz” o cualquier obra de ciencia ficción parecida.

Para conseguir esto, despreciaron daños colaterales como gastarse millones en construir mega hospitales provisionales, dotarlos de material y equipamiento  médico y de protección individual, sumir al mundo en una crisis económica que acabase con pequeñas y medianas empresas (e incluso algunas menos medianas como compañías aéreas o de automoción), autónomos, y situar en el paro, cuando no en la miseria, a unos cientos de miles de trabajadores, bastantes de los cuales pasarán a depender de las arcas del estado. Eso sí, se habrán librado de unos miles de pensionistas que… ¿o no?

Pues parece ser que tampoco, porque en las redes está creciendo un grupo de ciudadanos de todo el mundo que, no dudo que muchos de buena fe, siguen a unos iluminados que han descubierto que todo esto era una mentira, que ni hay virus, ni fallecidos (incluso dicen demostrarlo con muertos embolsados que en realidad son maniquís, chinos sin duda) y que efectivamente, todos esos millones de “colaboradores necesarios”, solo lo hacen para beneficiar las intenciones de sus gobiernos de encerrar en sus casas a los ciudadanos. Para darle más “brillo y esplendor” también se han sumado a esta, llamémosle corriente, los anti-vacunas, porque naturalmente toda esa movida, además de por lo del control de la ciudadanía, pretende beneficiar a los laboratorios médicos.

 

Hombre, a mi me gustaba más la primera teoría, que fue de uso común. La que decía que este virus había sido una creación china para apoderarse del negocio mundial y hundir en la miseria a los norteamericanos. Incluso algunos “economistas” de ese palo, decían que, aprovechando la caída de las acciones de las multinacionales, los chinos ya se habrían apoderado de ellas. Al menos esta teoría es más compatible con las películas de 007 y las miles de americanadas con héroes ex alcohólicos o asociales, que salvaban al mudo de pandemias por virus creados en laboratorios, por los malos.

 

La verdad es que la otra me chirría un poco, porque supongo que para crear una conspiración así habría que ponerse de acuerdo, al menos “entre ellos”. Me refiero a los de la misma ideología incluso en el mismo país.

En Brasil gobierna la ultraderecha y el tal Bolsonaro despreció la enfermedad y prefirió salvar el dinero a unos pocos de muertos. Ahora al parecer son varias decenas de miles, aunque sin embargo los del negacionismo dicen que es mentira, que son maniquís. Cientos de miles de maniquís son un gran negocio, se mire por donde se mire. También para las funerarias, porque no debe ser lo mismo incinerar a un ser humano que a un trozo de madera o poliuretano.

En España la derecha y la ultraderecha, echan la culpa de los fallecidos al gobierno (supongo que porque entienden que en los demás países no ha pasado nada), claman que son muchos miles más de los que este reconoce, y sin embargo, se manifiestan en las calles pidiendo “libertad” para abrir sus negocios y hacer vida normal, como si el riesgo fuese inexistente.

Son solo dos ejemplos, y no tengo ganas de decir más, porque cuando pienso en esta gentuza me cogen nauseas. Creo que el confinamiento ha hecho mucho daño a mucha gente (igual a mi también), quizá porque metidos en el carrusel de la vida cotidiana, no les daba tiempo a entretenerse con las cosas mundanas, y ahora se han visto envueltos en las redes, donde abundan los vendedores de crecepelo, y se han encontrado con dos botes en la mano, sin haberse dado cuenta. No es ninguna novedad, en las anteriores pandemias, cuando la única red que se conocía (y eso algunos), era la de pesca, el ser humano se echaba en brazos de la religión y esos negacionistas de ahora, eran los mensajeros del Apocalipsis.


sábado, 6 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Las aguas turbias 

Las aguas del Llobregat bajan bien turbias. Al menos en su desembocadura, el marrón del barro y el azul del mar, como agua y aceite, parecen imposibles de fusionar.

Las aguas de las cloacas del estado también bajan turbias y revueltas, y estas si, sin duda, son imposibles de mezclar…  con la democracia.

Tantos años jugando con lo que les gustaría ser y su realidad, arrimándose sin disimulo a esa, que alguno llama “derechita cobarde”; la que marca su paso y dirección. El PSOE ha caído una vez más en la propia trampa.

Llevan años mirando para otro lado de lo que realmente pasaba en Catalunya, porque ya les iba bien para su caladero de votos en esa España que se declara de izquierdas, porque les parece, como imagen, más políticamente correcto, aunque en realidad son, tan solo ligeramente, menos casposos que los llamados del trifachito, y ni tan siquiera esconden su indisimulada catalanofobia.

Ahora, ellos se han convertido en la pieza de caza de esos llamados “cuerpos de seguridad”, los que tenían de confidente al Imán de Ripoll, los de la policía patriótica, los que lloraban sin dar la cara en el juicio del procés, los que se inventaban pruebas contra los políticos catalanes, los que se abrazan a los pijo-fachas que se manifiestan en el barrio de Salamanca… y ojo que, de aquí a cuatro días, los oiremos (porque tampoco tendrán la valentía de dar la cara), sentados en el banquillo de los testigos de la acusación, declarando que Marlaska e Iglesias los miraban con ojos de odio, una mirada de odio que ni tan siquiera sufrieron en los tiempos de servicio en el País Vasco y el terrorismo de ETA…

 Se abre el telón y se ve al Pedro Sánchez electo por primera vez, posando ante una gran bandera borbónica (la del enemigo que se rebeló contra el Gobierno legal de la Republica, y asesinó a miles de socialistas, cuyos huesos aún están dispersos por las cunetas de la llamada piel de toro). Se cierra el telón y se ve al Pedro Sánchez sin bandera y en pelotas, en medio del desierto.

Estos socialistas del “entre dos aguas”, han conseguido que les despojen de la bandera, la justicia, la policía, el ejército y hasta el mérito de haber sido quienes acabasen con la ETA. Ese muerto, que comparte escaño con la derecha y ultraderecha como si fuese el Cid Campeador.


jueves, 4 de junio de 2020

 Historias de la Nueva Era: La madre de todas las guerras (Desconfinando la memoria)


Los Martín eran los dueños de la casa donde vivía Miguel Angel, cuya planta superior se reservaban. Vivian en Barcelona, y en verano, al acabar el curso escolar, aparcaban allí a sus tres hijos varones, a quienes hacían una visita el domingo para darles un duro con el que comprar su comida de la semana (básicamente un huevo diario para cada uno, pan y gaseosa, que complementaban con tomates, pimientos, almendras verdes y lo que pillasen de los huertos cercanos), hasta que ya en sus vacaciones, pasase toda la familia unos días allí, antes de ir al pueblo.

Los niños Martín eran (tal cual), Toñete, un par de años mayor que yo, Josemari, de mi edad y Carlechus, tres años más pequeño.

Ellos, más Miguel Ángel y su primo Paquito, formábamos “los caballeros de la cueva escondida”. Banda de la que Toñete, por ser el mayor, era el jefe.

La cueva que nos daba nombre estaba, más o menos, a media ladera del barranco de las aguas, y nuestras armas, como tales caballeros, eran unos arcos fabricados con las ramas de las ginestas, que lanzaban unas flechas de caña con la punta rodeada de hilo de cobre, para hacer contrapeso. Naturalmente, además, si éramos caballeros teníamos que tener caballos, y estos eran las cañas que robábamos de entre las que almacenaba, en uno de los bancales de nuestra calle, un anciano metido en carnes que, a falta de capacidad para perseguirnos y darnos nuestro merecido, se acordaba a gritos de toda nuestra familia, básicamente de nuestras madres y algo relacionado con los padres desconocidos.

Con este armamento y montados en “caballo-cañas”, patrullábamos nuestros dominios. Hasta que un día nos encontramos con que la cueva había sido tomada por otra banda de niños de la parte baja del barrio, que capitaneaba un tal Anguera.

Toñete, pese a ser nuestro jefe, consideró que él, al no ser un fijo del barrio, no tenía derecho a exigir nada, y decidió que yo era el más indicado para reclamar nuestra cueva, por lo menos esa era su justificación para que me rompiesen la cara en su nombre...

Cuando me vieron llegar a sus dominios, los otros se pusieron en guardia, deseosos de que hubiese bronca...

-Dile a tu Jefe que quiero hablar con él...

-Suelta tus armas y baja... -Dejé el arco y las flechas en el suelo, y dos de aquellos se pusieron a mi lado, empujándome por el estrecho sendero del barranco que bajaba hasta la cueva. Para acceder a ella, habían construido una pasarela de tablas, e incluso habían excavado escalones en la montaña...

-¿Qué quieres...? -Se plantó ante mí el Anguera, con aire chulesco, tratando de impresionarme.

-Esta cueva es nuestra y nos la tenéis que devolver...

-Pues ya no es vuestra, si la queréis recuperar la tendréis que conquistar y os advierto que nosotros tenemos arcos y ballestas de ganchillo, así que yo no lo intentaría... Vosotros no sois serios, subidos en vuestras cañitas... Si queréis podéis uniros a nosotros… pero aquí yo soy el Jefe y esta es mi banda.

Miguel Ángel nos traicionó y se fue con ellos...

-Eres un traidor... Vendido...

-Ellos se lo toman en serio... han arreglado la cueva y son una banda de verdad... no como la vuestra. Me han ayudado a hacerme una ballesta y me han regalado un montón de ganchillos de munición.

 

El verano ya estaba tocando a su fin. Los Martín ya habían vuelto a su casa de Barcelona a preparar el nuevo curso escolar, y en vista del éxito, habíamos disuelto nuestra banda por falta de Domicilio Social, cuando al final de la calle, se juntó un buen número de niños.

Paquito y yo jugábamos en la puerta de su casa, cuando “el judas” Miguel Ángel, vendido por un puñado de ganchillos, vino a buscarnos...

 -Va a haber pelea con una banda de Esplugas y dice el Anguera que si queréis venir a ayudarnos...

Eso era lo más natural del mundo, si alguien formaba una banda “armada”, solo tenía sentido para disputar batallas con otras bandas, no para tener soldaditos armados, a la espera de que un pardillo fuera a reclamarles el territorio robado.

En principio no teníamos mucho interés en entrar en una guerra que no era la nuestra, pero por curiosidad, y porque en el fondo nos halagaba que se hubiesen acordado de nosotros, bajamos a enterarnos que es lo que sucedía.

Los jefes de las bandas estaban pactando las condiciones de la batalla.

-La guerra será en “la casa de los tres pinos”. Ese será el castillo de los de Finestrellas, y “los Aguilas” intentareis conquistarlo...

-Vale... pero la batalla será hasta el final. A vida o muerte…

No había que ser muy espabilado para darse cuenta que la desigualdad era enorme. “Los angueras” con sus arcos y ballestas, que disparaban inofensivos ganchillos que se extraían de cortinas metálicas, mientras que “los águilas”, iban armados con tirachinas y cananas, formadas por botes de plástico abiertos por la mitad, sujetos a la cintura con cuerdas, donde guardaban las piedras que utilizaban de munición.

-¿Venís con nosotros o no...?

-Nosotros no somos de vuestra banda, así que es vuestro problema...-Sin poder apartar la mirada de aquellos bestias, a los que se iban a enfrentar.

Ya hacia un rato que se habían marchado a su guerra, cuando la madre de Miguel Ángel, salió a la puerta de su casa...

-¿Qué hacéis vosotros aquí...? ¿Por qué no os habéis marchado con ellos...?

-Es que nosotros no somos de esa banda...

-¿Pero sois de Finestrellas no...? Me parece que lo que pasa es que tenéis miedo... -Y diciendo esto se volvió a meter en su casa, dejándonos con la conciencia intranquila y la dignidad por los suelos...

-Oye... ¿Por qué no vamos a ver qué pasa?...

 

Caminábamos montaña arriba, arco al hombro, cuando vimos bajar a dos niños del barrio...

Eran los hermanos Magdaleno. El mayor, que era de mi edad, llevaba sujeto del brazo a su hermano, dos años menor, mientras con la otra mano le tapaba el ojo derecho con un pañuelo, bajo el que chorreaba abundante sangre...

-¿Que ha pasado...?

El otro apartó momentáneamente el pañuelo de la cara de su hermano, dejando al descubierto un ojo totalmente ensangrentado...

-Le han dado una pedrada a mi hermano... No subáis, no vale la pena. Nos han destrozado con los tirachinas... enseguida se nos acabaron los ganchillos y tirando las piedras a mano no alejábamos. Hay muchos heridos... Nos han hecho prisioneros y nos han quitado las armas... Mi madre me va a matar…

 

La madre no lo mató, naturalmente, pero fue una desgracia más para esa familia, que pocos meses antes había perdido al padre. El hombre se bajó del autobús en el que volvía de su trabajo, y al cruzar la carretera de Esplugas, un camión llegaba por su izquierda; esperó a que pasase y cuando ya pensaba que todo él lo había hecho, dio un paso al frente sin percatarse que la caja del vehículo era más larga de lo que parecía, y le golpeó en la cabeza fatalmente. Pasó unas pocas semanas en coma en el hospital, sin poder salir de él.

El Magdaleno pequeño perdió el ojo para siempre, en la batalla que, según la madre de mi amigo, defendía el honor del barrio, y ese mismo día, también dejó de existir “la banda del Anguera” y la cueva quedó abandonada. El invierno se llevó por delante toda la obra de ingeniería que habían fabricado en su entorno, cuyos restos acabaron siendo engullidos por la maleza del barranco; y el verano siguiente nosotros ya no estábamos en edad de jugar a soldaditos, ni ganas les quedaron a quienes aún lo estaban.




miércoles, 3 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Aligerando el confinamiento

Mayo fue el mes de aligeramiento del confinamiento y después de la desescalada por fases. Fue el mes en que la extrema derecha (PP-VOX) sacó los sables a pasear para derrocar un gobierno que considera ilegitimo, quizás por haber salido de las urnas.

Tomó gran protagonismo en esta desvergüenza, Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid, a la que fueron secundando los y las habituales fumigadores del odio. La cosa tuvo su cenit con la revuelta de los pijos del Barrio de Salamanca, al grito de “libertad”. Libertad para poder ir a sus segundas residencias, jugar al golf, al pádel y recuperar el servicio, sus habituales chachas y mayordomos que no podían acudir a ejercer de esclavos, debido al confinamiento. A los pocos días, una manifestación de VOX en autos particulares, dejaron para la historia las palabras del VOXero Espinosa de los Monteros, que vivió “una jornada de alegría y fiesta, como cuando se ganó el mundial”. Alegría por celebrar los más de 27.000 muertos por la pandemia, de entonces.

El PSOE y Ciudadanos, entre tanto, iniciaron su estrategia de acercamiento para darle notabilidad a una formación inconsistente, con vistas a futuros y deseados pactos, con el objetivo de dejar fuera a Podemos y los nacionalistas.


martes, 2 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: El chantaje capitalista


¿Vivir en un país con un sistema socio-político capitalista, significa que tú eres capitalista? ¿Vivir en un país con un sistema socio-político comunista, quiere decir que tú eres comunista? ¿Alguien que se considera comunista en un país capitalista, está legitimado moralmente, para “disfrutar” de bienes (vivienda, vehículos, etc.), obtenidos con su propio esfuerzo o eso lo convierte en capitalista? ¿Debe renunciar a ellos, o repartirlos entre el resto de ciudadanos?

Dicho de otra manera, ¿las gentes de izquierdas (los rojos), tienen derecho a no ser pobres en este país o eso los califica como hipócritas?

Día 81


lunes, 1 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: 80 días después


Ochenta días después, ya echo de menos los días duros de confinamiento.

Los ruidos han vuelto a devorar los sonidos. Han vuelto las bandas de ni-nis a regar la plazoleta de latas de cerveza, colillas de tabaco y no tabaco, restos de comida basura, las miradas desafiantes, el bum-bum, el reggaetón y las carreras de coches y motos.

Está lo que nos cuentan, y la realidad que, como es sabido, siempre resulta peor.