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domingo, 7 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Y de repente, todo era mentira…

Todos los gobiernos de los países del globo terráqueo, independientemente de su ideología política, si de derechas o izquierdas, democracia o dictadura, Kim Jong-un, Trump, Merkel, Bolsonaro…, embaucando a cientos de miles de sanitarios de todo el mundo (médicos, enfermeros, asistentes, administrativos, etc.), de todas las creencias, pensamientos políticos, sociales, de estilo de vida…, se pusieron de acuerdo para inventarse una pandemia con la que asustar a la población, encerrarlos en sus casas y convertirlos en borregos con el fin último de eliminar sus derechos y conseguir una sociedad obediente y sumisa al estilo de “un mundo feliz” o cualquier obra de ciencia ficción parecida.

Para conseguir esto, despreciaron daños colaterales como gastarse millones en construir mega hospitales provisionales, dotarlos de material y equipamiento  médico y de protección individual, sumir al mundo en una crisis económica que acabase con pequeñas y medianas empresas (e incluso algunas menos medianas como compañías aéreas o de automoción), autónomos, y situar en el paro, cuando no en la miseria, a unos cientos de miles de trabajadores, bastantes de los cuales pasarán a depender de las arcas del estado. Eso sí, se habrán librado de unos miles de pensionistas que… ¿o no?

Pues parece ser que tampoco, porque en las redes está creciendo un grupo de ciudadanos de todo el mundo que, no dudo que muchos de buena fe, siguen a unos iluminados que han descubierto que todo esto era una mentira, que ni hay virus, ni fallecidos (incluso dicen demostrarlo con muertos embolsados que en realidad son maniquís, chinos sin duda) y que efectivamente, todos esos millones de “colaboradores necesarios”, solo lo hacen para beneficiar las intenciones de sus gobiernos de encerrar en sus casas a los ciudadanos. Para darle más “brillo y esplendor” también se han sumado a esta, llamémosle corriente, los anti-vacunas, porque naturalmente toda esa movida, además de por lo del control de la ciudadanía, pretende beneficiar a los laboratorios médicos.

 

Hombre, a mi me gustaba más la primera teoría, que fue de uso común. La que decía que este virus había sido una creación china para apoderarse del negocio mundial y hundir en la miseria a los norteamericanos. Incluso algunos “economistas” de ese palo, decían que, aprovechando la caída de las acciones de las multinacionales, los chinos ya se habrían apoderado de ellas. Al menos esta teoría es más compatible con las películas de 007 y las miles de americanadas con héroes ex alcohólicos o asociales, que salvaban al mudo de pandemias por virus creados en laboratorios, por los malos.

 

La verdad es que la otra me chirría un poco, porque supongo que para crear una conspiración así habría que ponerse de acuerdo, al menos “entre ellos”. Me refiero a los de la misma ideología incluso en el mismo país.

En Brasil gobierna la ultraderecha y el tal Bolsonaro despreció la enfermedad y prefirió salvar el dinero a unos pocos de muertos. Ahora al parecer son varias decenas de miles, aunque sin embargo los del negacionismo dicen que es mentira, que son maniquís. Cientos de miles de maniquís son un gran negocio, se mire por donde se mire. También para las funerarias, porque no debe ser lo mismo incinerar a un ser humano que a un trozo de madera o poliuretano.

En España la derecha y la ultraderecha, echan la culpa de los fallecidos al gobierno (supongo que porque entienden que en los demás países no ha pasado nada), claman que son muchos miles más de los que este reconoce, y sin embargo, se manifiestan en las calles pidiendo “libertad” para abrir sus negocios y hacer vida normal, como si el riesgo fuese inexistente.

Son solo dos ejemplos, y no tengo ganas de decir más, porque cuando pienso en esta gentuza me cogen nauseas. Creo que el confinamiento ha hecho mucho daño a mucha gente (igual a mi también), quizá porque metidos en el carrusel de la vida cotidiana, no les daba tiempo a entretenerse con las cosas mundanas, y ahora se han visto envueltos en las redes, donde abundan los vendedores de crecepelo, y se han encontrado con dos botes en la mano, sin haberse dado cuenta. No es ninguna novedad, en las anteriores pandemias, cuando la única red que se conocía (y eso algunos), era la de pesca, el ser humano se echaba en brazos de la religión y esos negacionistas de ahora, eran los mensajeros del Apocalipsis.


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