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domingo, 28 de junio de 2020

Historias de la Nueva Era: Último mensaje en la botella 


Cuando empezó toda esta movida no fuimos exactamente conscientes de lo que en realidad estaba sucediendo en nuestras vidas. Para ser más exactos, no fuimos conscientes que de repente la vida había dejado de ser “nuestra”, inmersos como extras en lo que el cerebro no podía calificar en otra cosa que no fuese una película de ciencia ficción y terror, donde el guion se iba reescribiendo cada jornada, mientras nos iban dejando caer datos del horror que estaba aconteciendo en el exterior “ahí fuera”, como en “La fuga de Logán”. Un mundo del que, si osábamos escapar, solo nos esperaba el sufrimiento y la muerte.

Y la película se convirtió en serie. Las temporadas se sucedían unas tras otra cada dos semanas. Supongo que, como muchos, no tardé en descubrir que la cosa iba para largo y aquellas imágenes de gentes haciendo cosas raras en sus casas, bromeando, compartiendo sus ruidos impunemente… me hizo pensar que no eran conscientes de la realidad y se trataba de una situación tan surrealista, que decidí dejar constancia del día a día, para cuando llegue el momento en que, habiendo perdido la conexión con la memoria, tenga donde agarrarme para demostrarme a mí mismo que, “aquello” fue verdad. Para eso decidí utilizar el Facebook como dietario y colocar al menos una imagen (todos tenemos un medio de expresión favorito y el mío es la fotografía), teniendo en cuenta que desde hace mucho procuro hacer al menos una foto de lo que sea, cada día. Luego la cosa se complicó, porque aproveché para apretar la esponja y soltar lo que vamos absorbiendo, y ya para rematarlo, llevar todo esto a una trilogía de los tres meses (100 días más o menos), que cambiaron el mundo, en tres fotolibros.


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