Un monstruo viene a vernos
Hoy se conmemora el 75
aniversario de la “liberación” de Auschwitz. Lo entrecomillo, porque en
realidad cuando llegó el ejército ruso, los alemanes ya se habían marchado. A
la llegada de los españoles a América, también le llaman “descubrimiento”, es
decir, el continente y sus habitantes siempre habían estado allí, pero eran
inexistentes hasta que no se enteró el mundo dominante de la época.
Nos cuentan que, cuando los
soldados llegaron a los campos de concentración y el mundo “descubrió” lo que
había estado pasando durante años en los países controlados por los nazis, se
horrorizó. Se horrorizaron los ciudadanos alemanes por lo que habían estado
haciendo quienes ellos auparon al poder, se horrorizaron los ciudadanos
polacos, los rusos, los franceses, los
ingleses, los estadounidenses, “los españoles”, el Vaticano… El mundo que llevaba años mirando para otro
lado, colaborando con los genocidas por acción u omisión ¿se horrorizó con el
descubrimiento? No, ese mundo de ganadores (e incluso perdedores), se horrorizó
de que esto hubiese salido a la luz. De hecho, se destruyeron varios campos de
concentración totalmente y algunos otros parcialmente, mientras en las altas
esferas se discutía sobre si eso debería ver la luz y retratarlos a todos, o
enterrarlo para siempre. Supongo que pensaron que una cosa así no iba a ser
posible ocultarla, y un día u otro aparecerían documentos y fotografías que se
habrían escapado al control de los nazis y del suyo (como pasó), y los dejaría
en peor lugar.
Hace cuatro años estuvimos en Auschwitz,
y la verdad, no sentí ese impacto emocional que propaga mucha de la gente que
te cuenta su experiencia al haber pasado por allí, al menos al nivel traumático
que me hacen llegar. De hecho, lo que más me impresionó fue lo de la noche
anterior, envuelta en la neblina, a un centenar de metros de la arboleda que
ocultaba el campo I, y el silencio casi absoluto tras la valla que lo delimita.
Quizás no me impactó porque yo no necesitaba “descubrir” algo muy conocido,
porque yo ya conocía, por los medios al alcance de todos, aquel horror.
He visto muchas imágenes, leído y
escuchado. pero aquí pongo la imagen que realmente me llegó al corazón porque
para mí lo resume todo. Es la de la anciana, con quienes deben ser sus nietas
dirigiéndose a la cámara de gas, porque a esa parte del mundo civilizado, no
les servían ni ancianos ni niños, ni tan siquiera para esclavos. La verdad es
que cuando la veo, me vienen tantas cosas a la cabeza que soy incapaz de darles
forma y verbalizarlas.
Hoy se han juntado allí un montón
de dirigentes, y exactamente no se me ocurre que sea para otra cosa diferente a
intentar tapar sus vergüenzas, echar paletadas de arena haciendo ver que
aquello fue una cosa del pasado, realizado por monstruos no humanos a los
cuales dejaron existir. Allí estaba la corona española, heredera del franquismo,
que colaboró con el nazismo enviando a su División Azul. También la Francia
colaboracionista de Petain, la Italia de Mussolini, la Gran Bretaña de
Churchill, la iglesia de Pio XII, y la Israel que maneja su propio holocausto
contra el pueblo palestino.
¿Han pedido perdón Felipe VI y su
consorte, vestida ridículamente de riguroso luto, por la parte que le toca a su
país? No me consta.
Aquellos “monstruos” en absoluto
fueron extinguidos, en realidad siempre han estado entre los humanos, y lo
seguirán estando. El problema es cuando a estos monstruos se les lava la
imagen, se les tolera, y finalmente alcanzan el poder. Justamente lo que está
ocurriendo hoy día. Podemos ir preparándonos.