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martes, 28 de enero de 2020

Un monstruo viene a vernos

Hoy se conmemora el 75 aniversario de la “liberación” de Auschwitz. Lo entrecomillo, porque en realidad cuando llegó el ejército ruso, los alemanes ya se habían marchado. A la llegada de los españoles a América, también le llaman “descubrimiento”, es decir, el continente y sus habitantes siempre habían estado allí, pero eran inexistentes hasta que no se enteró el mundo dominante de la época.

Nos cuentan que, cuando los soldados llegaron a los campos de concentración y el mundo “descubrió” lo que había estado pasando durante años en los países controlados por los nazis, se horrorizó. Se horrorizaron los ciudadanos alemanes por lo que habían estado haciendo quienes ellos auparon al poder, se horrorizaron los ciudadanos polacos, los rusos,  los franceses, los ingleses, los estadounidenses, “los españoles”, el Vaticano…  El mundo que llevaba años mirando para otro lado, colaborando con los genocidas por acción u omisión ¿se horrorizó con el descubrimiento? No, ese mundo de ganadores (e incluso perdedores), se horrorizó de que esto hubiese salido a la luz. De hecho, se destruyeron varios campos de concentración totalmente y algunos otros parcialmente, mientras en las altas esferas se discutía sobre si eso debería ver la luz y retratarlos a todos, o enterrarlo para siempre. Supongo que pensaron que una cosa así no iba a ser posible ocultarla, y un día u otro aparecerían documentos y fotografías que se habrían escapado al control de los nazis y del suyo (como pasó), y los dejaría en peor lugar.

Hace cuatro años estuvimos en Auschwitz, y la verdad, no sentí ese impacto emocional que propaga mucha de la gente que te cuenta su experiencia al haber pasado por allí, al menos al nivel traumático que me hacen llegar. De hecho, lo que más me impresionó fue lo de la noche anterior, envuelta en la neblina, a un centenar de metros de la arboleda que ocultaba el campo I, y el silencio casi absoluto tras la valla que lo delimita. Quizás no me impactó porque yo no necesitaba “descubrir” algo muy conocido, porque yo ya conocía, por los medios al alcance de todos, aquel horror.

He visto muchas imágenes, leído y escuchado. pero aquí pongo la imagen que realmente me llegó al corazón porque para mí lo resume todo. Es la de la anciana, con quienes deben ser sus nietas dirigiéndose a la cámara de gas, porque a esa parte del mundo civilizado, no les servían ni ancianos ni niños, ni tan siquiera para esclavos. La verdad es que cuando la veo, me vienen tantas cosas a la cabeza que soy incapaz de darles forma y verbalizarlas.

Hoy se han juntado allí un montón de dirigentes, y exactamente no se me ocurre que sea para otra cosa diferente a intentar tapar sus vergüenzas, echar paletadas de arena haciendo ver que aquello fue una cosa del pasado, realizado por monstruos no humanos a los cuales dejaron existir. Allí estaba la corona española, heredera del franquismo, que colaboró con el nazismo enviando a su División Azul. También la Francia colaboracionista de Petain, la Italia de Mussolini, la Gran Bretaña de Churchill, la iglesia de Pio XII, y la Israel que maneja su propio holocausto contra el pueblo palestino.

¿Han pedido perdón Felipe VI y su consorte, vestida ridículamente de riguroso luto, por la parte que le toca a su país? No me consta.

Aquellos “monstruos” en absoluto fueron extinguidos, en realidad siempre han estado entre los humanos, y lo seguirán estando. El problema es cuando a estos monstruos se les lava la imagen, se les tolera, y finalmente alcanzan el poder. Justamente lo que está ocurriendo hoy día. Podemos ir preparándonos.