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sábado, 2 de mayo de 2020

Historias de la Nueva Era: Libertad Condicional


Y llegó un día en que todos se dieron cuenta de que muchas de las cosas que tenemos/hemos tenido, no se valoran hasta que no las pierdes, y eso sirve tanto para lo positivo como para lo negativo de la vida de cada uno.

 

De repente nos encontramos atados a unas cadenas invisibles, porque al parecer los ciudadanos, por esa manía tan mediterránea de llevar nuestras relaciones sociales, plenas de gestos afectuosos, besos, abrazos, apretones de mano, hacer vida en la calle... nos habíamos contagiado ¿por encima de nuestras posibilidades? no, por encima de las posibilidades del sistema sanitario de este país. El sistema sanitario que desmantelaron unos desgraciados que se propugnan ahora como salvadores futuros y se visten de luto para regodearse de sus víctimas; también del sistema sanitario, que ni tan siquiera se habían planteado reponer los otros, porque unos y otros, lo que habían hecho es repartirse el negocio con sus amigos.

 

Pero sé que esto lo he vomitado aquí muchas veces y no me quiero repetir, porque el pueblo este que ha enfermado por encima de las posibilidades del país, tiene un porcentaje de idiotas muy elevado y casi tan peligroso como el Coronavirus. Porque cuando parece que está siendo controlado, muta nuevamente y crece el número de idiotas, que quieren volver a dar el poder a los miserables causantes indirectos y directos de tantos miles de muertes.

 

Y mientras tanto, el emérito, aquel campechano tan simpático, blanqueando dineros y robando con total impunidad. No puedo imaginármelo de otra forma que, brindando con su dios por haberle dado esta vida terrenal, puesto como heredero por el dictador, declarado inviolable, y montándole una pandemia como tapadera. Si tiene algo que echarle en cara a ese dios, es que no obligase a incluir el derecho de pernada, como sus ancestros, entre sus prebendas.

Día 50

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