Historias de la Nueva Era: Madrid si es España
Durante años he escuchado y leído a opinológos, tertulianos,
periodistas y demás, cuando se enjuiciaba sobre alguna decisión o manifestación
que se había tomado o dicho desde la capital (como referencias a forma de
estado, banderas, monarquía, etc.), “es que Madrid no es España, se piensan que
es así, pero no lo es…”.
Mentira. Madrid es España, y el resto, como nunca se han
recatado en expresar públicamente los de la farándula, por ejemplo, cuando
salían de tournée a otros lugares, “provincias”. Provincia de España, es decir,
provincia de Madrid.
Al predicador que sale todos los sábados en las teles, al
modo de los denostados Chaves o Castro, pero sin chándal, tras quitarles las
competencias de sanidad a quienes tenían estructura y conocían la situación de
su Comunidad, se le ha llenado la boca de decir que “el virus no conoce
fronteras”. Al parecer el virus no conocía fronteras para el confinamiento,
pero para el desconfinamiento se las ha aprendido bien, porque ahora ya sabe
cuál es la división administrativa de Madrid, perdón España, por provincias, e
incluso en algunos sitios por regiones sanitarias. Y nosotros, los ciudadanos,
tragamos con la una y con la contraria.
Espero ahora que mis amistades, hermanos no de sangre y
familia que tengo en Madrid, no se sientan aludidos por lo que tengo necesidad
de “evacuar”, porque como dijo aquel filosofo de la radio nocturna, que la
petaba en los ochenta (“el butanito”), y que lo copiaría de alguien que
desconozco, “generalizar perjudica a muchos”. Porque voy a referirme a “los
madrileños” de igual manera que en ocasiones me refiero al “abominable género
humano”, y no es mi intención, ni creo que ellos, pese a ser humanos, se
sientan señalados como parte de los “abominables” a los que me refiero.
Cuando empezó esta movida el virus se extendió por Madrid (es
decir, España), como los hongos en una piscina. Miles de contagiados y decenas,
centenares y más tarde miles de fallecidos ¿Qué hicieron muchos madrileños?
(menos que los que se quedaron), irse de prematuro veraneo a la costa de
Levante y andaluza o a sus casitas de “provincias”, llevando el virus con ellos
y propagándolo donde hasta entonces no había llegado. Como siempre, al igual
que con el “si bebes no conduzcas, ya lo haremos nosotros por ti” “¿acaso te he
pedido yo que conduzcas por mi?” “¿tú quién eres para decirme cuántas copas de
vino debo yo beber…?”, si, el inefable charlotín, el cómplice de crímenes
contra la humanidad, es decir, Aznar y su familia, los primeros en largarse a
su residencia vacacional de Marbella.
Los hospitales madrileños se colapsaron, hubo que crear UCIS
en cualquier lugar, los respiradores se agotaron, tuvieron que incorporar
personal sanitario a saco (incluso si su titulo era de la URJC o de Harvard-Aravaca),
por parte de quienes habían expoliado la sanidad.
Las poblaciones, que habían sufrido la invasión de madrileños
expandiendo el virus como aerosoles, pusieron barreras para impedir el paso a
foráneos, crearon patrullas ciudadanas… Todos pedían que confinasen Madrid,
como se había hecho en Milán o en la Conca catalana de Ódena ¿Y que hizo el
gobierno? Hacerle caso a la población y confinar Madrid… es decir, España.
La situación se fue complicando, se levantaron las alfombras
de las residencias, bajo las que se escondían centenares de cadáveres (también
en el resto del país). Pobres ancianos, aislados de sus familias y abandonados
a su suerte, sin tener la oportunidad de intentar salvar su vida en los
hospitales, que estaban reservados para los más jóvenes. Si, los sinvergüenzas
de la derecha española como la de VOX, que soltó aquello de que el gobierno
comunista había aplicado la eutanasia a los españoles, tal y como tenía
intención de legislar. La derecha española en cuyas manos privadas (a quienes
representan), está el negocio de las residencias.
Y la sanidad madrileña se colapsó, y el predicador presidente
del gobierno salió en su homilía a informar (no solicitar), que los pueblos de
España deberían solidarizarse con Madrid, porque los hospitales, los de verdad
y los de mentira, se habían saturado y por tanto deberían llevar enfermos a
otros lugares donde quedasen camas libres.
Pero claro, como decían en la generación de mi padre, lo
importante no es solo ser bueno, honrado, justo… (que también), sino parecerlo,
y están pasando cosas que no lo parecen. A los de provincias nos resulta
“extraño” que siempre que había habido cambios en las condiciones del
confinamiento, estas eran anunciadas por el predicador el viernes y entraban en
vigor el lunes siguiente (como va a suceder con los de la fase 1), excepto, oh
casualidad, las primeras que permitían a las gentes salir a pasear, hacer
deporte y otras actividades anteriormente prohibidas, que entraron en vigor el
sábado, casualmente la festividad de la Comunidad de Madrid, del 2 de mayo….
Y ahora, unas cuantas semanas después, tras recordarnos día a
día, lo importante que era la “unidad”, en lo que parecía más una comparecencia
de ministros del franquismo, con más uniformados que civiles, y llenárseles la
boca del ejemplo mundial de responsabilidad que, habíamos dado los españoles,
confinándonos con alegría, pero callando también, que habíamos batido el récord
mundial de sancionados e incluso aporreados; llega la hora en que el virus ya
si conoce fronteras y, por lo tanto. el desconfinamiento se hará, obviamente
dentro de la unidad pero dependiendo de dónde. Seguro que esto lo entienden los
ocho habitantes de Fuembellida de Guadalajara, confinados en las mismas
condiciones que los vecinos de Carabanchel, en aras a esa “unidad” sin la que
no hubiese sido posible que el virus se aprendiese la geografía política
española.
Por lo tanto, las Comunidades piden que les abran este
resquicio de la fase 1, que permitirá a los fuembellidenses sacar sus ovejas en
grupos de diez y con una separación mínima de dos metros… hasta aquí es lo que hay.
La verdad es que no sé cómo seguir ¿Qué es lo que ha pasado
para que el estómago se me haya revuelto y haya tenido necesidad de arrojar
esta mierda? Anteayer por la noche, cuando me enteré que, con nocturnidad, la
Comunidad de Madrid pedía pasar a la fase 1, no podía salir de mi
estupefacción. Hasta hace cuatro días, el gobierno anunciaba la solidaridad
“impuesta” de los españoles con Madrid, y ahora estos ¿Qué pretenden, en una
situación de saturación en la que todavía están, incluso deshaciéndose de parte
del personal sanitario, que se habían visto obligados a contratar? Cómo son
España ¿ya cuentan con las camas sobrantes de Castilla La Mancha? En realidad
no. Lo que pretendían, como gusanos corruptos que son, era obligar al gobierno
comunista-chavista-y-ahora-de-Ciudadanos, a negarles la petición, para poderlos
culpar de la ruina económica de la Comunidad, por los comercios y empresas a
las que no se les permite abrir y están condenadas a la quiebra; y que, ese
gobierno cobarde, no soporte la presión de los golpistas panfletarios y en una
semana abran ellos esa puerta, y así puedan responsabilizarlos del incremento
de contagios y fallecidos, que sin duda vendrá. Y es que la vida de las
personas les importa una mierda.
Hoy, cientos de miles o millones de españoles, se indignan
con quienes, no respetando las normas de invadir las calles como turbas, sin
mascarilla y hombro con hombro, no solo juegan con su salud (que sería su
problema), sino con la de todos los demás, pues si ellos enferman podrían
ocupar plazas sanitarias de otros que, si han actuado con responsabilidad, y de
paso alargar esta situación de clausura. Sin embargo, no he notado esa
indignación contra quienes, como Madrid, anteponen las cuestiones económicas a
las de salud, y su decisión también nos afecta a todos. Porque no es un tema
solo de solidaridad, sino de material y recursos médicos en un país que, como
la teoría de la manta corta, “si te tapas la cabeza, te destapas los pies”, o
lo que es lo mismo, se le restarían a cualquier otro lugar, gracias a la
unidad. Por no hablar de que entonces volverán a confinar a ¿Madrid?, bueno, a
España, que es lo mismo.
En realidad, la chispa que me ha encendido son las fotos de
El Mundo de hoy, con la rata que se escondió en las cloacas cuando empezó todo,
disfrazada de plañidera. No se puede tener más falta de respeto a los muertos y
sus familias ni, aunque haya que ser comprensivos con una disminuida psíquica,
que está ahí por ser la portavoz de un perro. Y cuidado, que estos son los que
dicen que nos hubieran salvado y los que nos salvarán. Teniendo en cuenta el
virus original de esta población, no cabe duda de que aun nos espera lo peor.
Ahora, si has llegado hasta aquí creo que te mereces una
aclaración a la que estaba dándole vueltas, a raíz de unos comentarios de
alguien con el mismo derecho que yo a dar su opinión. Aunque a veces (o
siempre, no lo sé), diga o escriba las cosas de una forma que parece muy segura
y taxativa, como si creyese que estoy en posesión de la verdad, eso no es así,
en todo caso es mi verdad, y solo de ese momento, porque la verdad absoluta
creo que no existe, y la relativa depende de la información que te llega y esta
es muy parcial y variable. Yo no soy politólogo, ni sociólogo, ni periodista,
ni escritor o cualquier cosa que se le parezca, no tengo ningún título que
colgar (la verdad es que ni me importa). Simplemente me gusta la fotografía, me
gustaría estar dotado para la pintura y la escritura (todas las herramientas
que tenemos para darle forma física externa, a las ideas), pero, sobre todo, me
gusta escuchar, leer y observar el mundo al que asomamos por la entrepierna de
nuestra madre. Somos esponjas y de vez en cuando conviene apretarnos para hacer
sitio y no colapsar, eso es simplemente lo que he intentado hacer a niveles más
íntimos desde hace varios años. y eso es lo que hago un poco menos íntimamente
ya en la tercera edad. Gracias por leerme, aunque no estés de acuerdo conmigo.
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