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martes, 15 de noviembre de 2016

TEMPS ERA TEMPS, QUE VAM SORTIR D L'OU...


Tras varias semanas sin ir, hoy he vuelto a los Encantes. Es habitual que alguien de la familia o conocidos me pregunte ocasionalmente que, qué es lo que voy a comprar, y me extraña que a la gente le extrañe cuando contesto que nada. 

A los Encantes voy simplemente a mirar, bastante habitualmente también compro algo, pero no tiene porqué ser ese el objetivo. El mercadillo tiene la virtud de traerte el recuerdo físico de muchas cosas que formaron parte de tu pasado, juguetes, objetos de decoración, etc. Cosas que están en la memoria pero que ahí tienes la posibilidad de palpar. Hoy en particular, en uno de los puestos había gran cantidad de "chismes" de los años sesenta y setenta. Material en su mayor parte sin usar, botas de fútbol, botas con patines, camisetas de equipos de fútbol, peonzas, caretas... un par de carteras colegiales de aquel material que en los años sesenta imitaba (por decir algo) a la piel, con sus correas para colgársela a la espalda y las que se enganchaban en las hebillas delanteras que, con mucha suerte, llegaban enteras a mitad de curso, y eso si no habías pillado un chaparrón en uno de aquellos días en que no llevabas aquella especie de ponchos con capucha de caucho (no confundir con el plástico) a los que tenían a bien llamar "chubasqueros".
Tocar el algodón de una camiseta del "Barcelona" de cuando todos los años era la misma, sin publicidad, solo con el número y el escudo, me arrastró a mi infancia a primeros de los sesenta. La primera camiseta, la que cuando me la ponía, junto a las botas de tacos y el balón de cuero hacían sentirme Kubala (al que no había visto jugar nunca y ya estaba retirado), y la calle de piedras un campo de fútbol más grande que el de Oliver y Benji.





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